El infierno está vacío: Demonología, caza de brujas y reforma en la Inglaterra temprano-moderna (s. XVI y XVII)
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Palabras clave: Demonología, Brujería, Reforma protestante, Inglaterra, Siglos XVI-XVII
Publicado 26 noviembre 2020
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En términos generales, la pertinencia del presente proyecto de investigación puede fundamentarse a partir de distintos elementos. En primer lugar, por el marco cronológico escogido. La modernidad temprana constituye una etapa crucial para la configuración del entramado social, político, económico y cultural de las sociedades modernas en Occidente. Los tres siglos que convencionalmente se considera que la componen (XV-XVIII) fueron el laboratorio donde se gestó, por ejemplo, la primera integración económica que incluyó todos los continentes poblados por los seres humanos, el inicio de la acumulación de facultades administrativas por parte de estados centralizados cada vez más robustos e influyentes en la vida de sus habitantes, la lenta y traumática consolidación del proceso de secularización y pérdida de influencia del campo religioso en el gobierno de los hombres, entre otros. Este periodo, a su vez, fue testigo de una serie de procesos altamente idiosincrásicos que no habían ocurrido antes (ni volverían a repetirse después) en la historia Europea. El proyecto que aquí se presenta se ocupa de estudiar tres de esos fenómenos históricos: la caza de brujas, el discurso demonológico y la Reforma protestante.
El estudio de la literatura demonológica excede largamente el interés de la historia confesional debido a que allí no se discutieron problemas asociados exclusivamente a la teología, sino que a partir de un lenguaje y herramientas conceptuales eminentemente religiosas se pretendió comprender el funcionamiento, las características y los límites de la naturaleza y, más concretamente, los de la humanidad. Más allá de este punto no menor, la demonología tardo-medieval y temprano-moderna también deviene en un objeto de estudio apropiado porque allí se establecieron los fundamentos intelectuales de la caza de brujas. La teoría demonológica fue el sistema intelectual que expresó el marco por medio del cual los europeos educados entendieron y debatieron la brujería entre los siglos XV y XVIII. Si a lo largo de ese periodo tribunales de distintas unidades políticas europeas ejecutaron entre 50.000 y 60.000 personas (la mayoría mujeres) bajo el cargo de haber cometido crímenes imaginarios (mantener relaciones sexuales con demonios y establecer alianzas con ellos, realizar daños físicos o matar por medio de mágica nociva, producir tormentas y otras catástrofes climáticas) en parte fue porque existió un corpus documental que afirmaba que aquello era perfectamente posible y que, además, gozaba del auspicio tanto de autoridades religiosas como seculares. Cierto es que la persecución de brujos no ocurrió únicamente por la proliferación de tratados sobre demonología y brujería, fue necesaria la existencia de legislaciones, tensiones políticas y sociales, así como rápidas transformaciones económicas y religiosas para que el fenómeno ocurriera tal como lo conocemos. Resulta evidente, pues, que entre la teoría demonológica y la praxis persecutoria hubo una relación estrecha, aunque no de necesidad, algo sobre lo que el manuscrito propuesto se detiene especialmente.
El otro gran eje temático del proyecto es la Reforma, proceso histórico que dio lugar a tensiones de diversa índole y consecuencias irreversibles. Entre las más destacadas y estudiadas por académicos de diversas disciplinas pueden enumerarse el final de la monofonía doctrinal y cultual en el cristianismo occidental, las transformaciones en las prácticas y la moral económica, la ruptura de antiguos monopolios sobre el saber y su difusión, los enfrentamientos militares a gran escala y el desarrollo y difusión de las lenguas vernáculas. Más allá de estos grandes temas, sobre los cuales existe una vasta bibliografía, otra de las áreas que la Reforma afectó fue la producción de textos sobre demonología y su aplicación práctica en los tribunales europeos. Más allá de lo estrictamente doctrinal, los conflictos políticos y culturales iniciados por la Reforma afectaron notablemente el contenido de los tratados, convertidos en vehículos privilegiados para atacar a los enemigos confesionales. Un análisis del caso inglés constituye una oportunidad inmejorable para observar lo mencionado.
En definitiva, los tres temas centrales del proyecto resultan pertinentes por la importancia de estudiar represiones y matanzas masivas (la caza de brujas), sus bases conceptuales (la demonología) y la relación con los grandes procesos históricos contemporáneos (la Reforma protestante).
Si el marco geográfico central de la obra es el reino de Inglaterra, el cronológico se limita al siglo corto que separa mediados del siglo XVI del mediodía del XVII. El mismo fue escogido a partir de la propuesta de que fue durante aquel lapso de tiempo que el discurso demonológico vernáculo se originó y alcanzó su pleno desarrollo. Si bien el primer tratado (The Discoverie of Witchcraft de Reginald Scot) data de 1584, resulta necesario retrotraer el análisis hasta los albores del reinado de Isabel, ya que en 1560 aparecieron los primeros panfletos sobre juicios por brujería en Inglaterra. Estos documentos, cuya autoría en la mayoría de los casos fue anónima, fueron impresos con la intención de dar a conocer a la población en general los procesos judiciales por aquel crimen, pero también de informar y entretener a su lectores. Con salvedades que serán mencionadas oportunamente, aquellos también significaron un registro por escrito de creencias folklóricas y modos de concebir a las brujas, los demonios y la divinidad que guardaban escasa relación con la visión considerada teológicamente válida. De hecho, se propone que uno de los motivos por los cuales los miembros de la elite cultural inglesa publicaron tratados sobre demonología y brujería tuvo que ver con corregir, modificar y adaptar las interpretaciones populares sobre aquellos temas para evitar visiones heterodoxas que se alejaran de las visiones teológicas aprobadas. El otro extremo del lapso temporal seleccionado está vinculado con la redacción de A Confirmation and Discovery of Witchcraft, texto publicado por John Stearne en 1648 para dar cuenta (y justificar) tanto la persecución de brujas más intensa de la que se tenga registro en la historia de Inglaterra, como el rol que el autor y su socio, Matthew Hopkins, cumplieron en los condados de East Anglia durante el bienio en el que se desarrolló (1645-1647). Consideramos que ese tratado marca un quiebre debido a que allí no sólo fueron tenidas en cuenta y eclosionaron todas las ideas demonológicas desarrolladas por los tratadistas vernáculos durante las seis décadas previas, sino que también fueron aplicadas de manera práctica para la represión efectiva de hombres y mujeres reales. Si bien la demonología y su vínculo con la brujería continuaron siendo un tema de interés hasta bien entrado el siglo XVIII, lo cierto es que luego de 1648 no se incorporaron nuevas nociones o conceptos, sino distintos modos de interpretar o polemizar los ya existentes. Además de los mencionados, se tendrán en cuenta los textos de los teólogos y clérigos George Gifford (A discourse of the subtill practises of devilles by witches and sorcerers -1587- y A dialogue concerning witches and witchcrafts -1593), Henry Holland (A treatise against witchcraft, 1590), William Perkins (A discourse of the damned Art of witchcraft, 1608), Alexander Roberts (A treatise of witchcraft, 1616), Thomas Cooper (The mystery of witchcraft, 1617), y Richard Bernard (A guide to grand jury men, 1627); el del médico John Cotta (The infallible, true and assured witch: or the second edition of the tryall of witchcraft, 1625); y el del witchfinder general Matthew Hopkins (The Discovery of Witches, 1647). Esta selección de tratados responde a la trascendencia que alcanzaron durante los siglos XVI y XVII, y a que con frecuencia los autores se citaban entre sí, ya fuera para sustentar sus ideas o para plantear contrapuntos sobre aspectos específicos. Más que una recopilación de todos los tratados demonológicos publicados en Inglaterra durante el periodo, la intención fue la de llevar a cabo un análisis de sus trazos distintivos, cambios y usos a partir del convulsionado contexto histórico que los atravesó.
La organización del texto responde a los dos grandes ejes a partir de los cuales se estudiarán las demonologías inglesas. La primera parte se ocupará de los aspectos más teóricos del discurso demonológico, con la intención de vincular las ideas de los autores británicos con las tradiciones cristianas sobre el tema elaboradas entre los Padres de la Iglesia y el Renacimiento. De esta manera, podrá discutirse, por un lado, que los tratados publicados en Inglaterra hubiesen desarrollado una trayectoria teórico-conceptual independiente de aquellos impresos en Europa continental, y, por el otro, que se hubiesen caracterizado por su moderación. En este sentido, resulta necesario establecer una comparación con escritos demonológicos publicados en otras regiones y que tradicionalmente hayan sido considerados radicales o más sofisticados. Para ello, la primera parte está diseñada con la intención de desarrollar un contraste entre los tratados ingleses aludidos y cuatro de los trabajos de autores franceses más célebres y reconocidos sobre la materia, no sólo durante la modernidad temprana, sino también por los académicos de la actualidad: De la démonomanie des sorciers (Jean Bodin, 1580), Daemonolatreia (Nicolas Remy, 1595), Discours exécrable des sorciers (Henry Boguet, 1602), Tableau de l´inconstance des Mauvais Anges et Demons (Pierre de Lancre, 1612). Además de su trascendencia, estos autores fueron escogidos por homogeneidad confesional (todos eran católicos) y profesional (todos eran juristas o magistrados) que contrasta con la de sus pares insulares (magistrados, teólogos o médicos, todos ellos protestantes), hecho que enriquece la confrontación de los argumentos y que permitirá debatir si la Reforma produjo en Inglaterra un pensamiento demonológico protestante capaz de ser distinguido a nivel teórico y metodológico del formulado por autores continentales que permanecieron dentro del campo romano.
Si bien una de la hipótesis del escrito es que no existió una fractura de tipo confesional en torno de aquellas cuestiones, lo cierto es que un proceso histórico tan complejo y trascendente como la Reforma no pudo haberse desarrollado sin influir en los tratadistas locales. Por ello, la segunda parte estará dedicada a estudiar cómo aquel acontecimiento y sus consecuencias influyeron en la organización y temas planteados en las demonologías inglesas más allá de lo estrictamente doctrinal o teológico. El devenir de la implantación del protestantismo en aquel reino dio origen a una serie de problemas políticos, sociales y culturales que afectaron las relaciones y los modos en que los reformados consideraban a los católicos, pero que también generaron disputas internas entre quienes habían abrazado la ruptura con Roma.
Si bien el discurso demonológico y la caza de brujas representan dos de los temas más trabajados actualmente por la historiografía, existe una marcada disparidad entre el volumen de trabajos publicados en lengua castellana y aquellos editados en francés, italiano, alemán y, sobre todo, inglés. Vinculado con ello, las investigaciones en castellano prácticamente sin excepción se ocupan de lo ocurrido en España o en sus dominios ultramarinos en América. En este sentido, esta investigación representa la primera monografía académica escrita en aquel idioma que estudia tanto los fundamentos intelectuales de la brujería como la praxis punitiva de dicho crimen en Inglaterra, por lo que llena un vacío historiográfico y editorial de larga data en Iberoamérica.
No es ese, sin embargo, el único aporte novedoso del manuscrito. El infierno está vacío establece un diálogo crítico con las interpretaciones y lecturas clásicas de los tratados demonológicos ingleses realizadas prácticamente por la totalidad de los historiadores, tanto del pasado como presentes. Especialistas en la materia de renombre mundial como Stuart Clark, Keith Thomas y Marion Gibson con frecuencia han considerado al caso inglés como una excepción, una desviación respecto de la trayectoria intelectual de los demonólogos de Europa continental. Este argumento se basa en una supuesta mayor racionalidad de los ingleses debido a su adhesión el protestantismo. Uno de los objetivos de la investigación que se remite fue el de revisar estas concepciones recurriendo a una comparación detallada entre los autores ingleses y los franceses, un ejercicio que hasta ahora no fue realizado por ningún investigador.